Avances en la lucha contra el Parkinson

En su último recital, en la ciudad de Tandil, el Indio Solari declaró que sufría del Mal de Parkinson. ¿Qué sabemos de la enfermedad? ¿Qué tratamientos existen en la actualidad?

El mal de Parkinson es un trastorno neurodegenerativo que conduce a la incapacidad progresiva de las personas que lo sufren debido a la destrucción de un grupo de neuronas llamadas “neuronas pigmentadas de la sustancia negra”. Es la segunda más frecuente, situándose por debajo del mal de Alzheimer, y su forma más frecuente aparece a partir de los cincuenta años de edad.

En la actualidad no hay manera de detectar la enfermedad por análisis biológicos, sino solamente por la concurrencia de al menos dos de los siguientes signos:

Temblor en reposo: es el signo más frecuente, y generalmente se manifiesta en el brazo, la mano o los dedos. Este temblor aumenta cuando el paciente está inmóvil y disminuye cuando realiza alguna actividad.

Rigidez muscular: el paciente siente que sus músculos están ateridos o agarrotados.

Bradicinesia: que consiste en la lentitud para realizar movimientos, especialmente en la dificultad para comenzarlos o terminarlos; esto es especialmente evidente en movimientos que requieren de precisión, como abrocharse botones o marcar un teléfono.

Pérdida de reflejos posturales: son los reflejos que nos permiten mantener la postura; por ejemplo, para estar de pie o mantenernos erguidos al sentarnos en una silla.

No hay evidencia de que el Parkinson sea una enfermedad hereditaria, aunque es posible que haya una predisposición genética que, frente a determinados factores ambientales (como toxinas o virus), desencadene la enfermedad. Aunque se sabe poco sobre sus orígenes -y, en consecuencia, sobre su eventual prevención- se sabe con certeza que no es contagioso; por el contrario, es muy importante que los pacientes interactúen con otras personas y no se sientan solos. Esto permite disminuir los efectos psicológicos de la enfermedad, que incluyen depresión, ansiedad, apatía y trastornos en el sueño.

El tratamiento del paciente

La investigación actual ha avanzado mucho en el conocimiento de la enfermedad. Como sigue siendo degenerativa, y no se ha alcanzado una cura que detenga definitivamente su progreso, los tratamientos actualmente disponibles están orientados a mejorar la funcionalidad y la calidad de vida de los pacientes. En la actualidad hay tres tipos de tratamiento principales:

Farmacológico: fundamentalmente gracias a la levodopa y otras formas de dopamina se puede disminuir o morigerar los efectos de la enfermedad en la función motora del cerebro, ocasionados por la disminución de esta sustancia.

Quirúrgico: con el desarrollo de nuevas medicaciones, la cirugía cerebral dejó de ser el principal tratamiento de la enfermedad, sobre todo por sus altos riesgos para el paciente. La estimulación cerebral profunda coloca una especie de marcapasos cerebral que envía impulsos eléctricos regulares que ayudan a los pacientes en los que la medicación no es efectiva.

Rehabilitador: además de rehabilitación muscular, sobre todo con ejercicios, los pacientes de Parkinson pueden necesitar de un logopeda o especialista en trastornos del lenguaje que se manifiestan con el aumento del deterioro neurológico del paciente.

Avances en la investigación de la enfermedad

La investigación actual avanza en distintos aspectos del conocimiento de la enfermedad, de su detección temprana y su tratamiento.

Uno de los principales desafíos en la lucha contra la enfermedad consiste en reparar las células enfermas para que puedan continuar produciendo dopamina. Las células madre, que son aquellas que produce el cuerpo al comienzo de su vida y que pueden transformarse en cualquier otro tipo de célula, son las que mejor parecen servir a esta finalidad, pero son muy difíciles de recuperar y utilizar en pacientes adultos que no han contado con técnicas actuales como el congelamiento de su propio cordón umbilical. En el año 2015, investigadores de la Universidad de Buffalo han logrado acelerar el proceso para que células comunes, tomadas de la piel del paciente, puedan convertirse en neuronas productoras de dopamina. Para ello han descubierto que una proteína, la p53, impide la transformación de estas células. Al bajar la cantidad de p53, han podido comenzar a “reprogramar” las células. Este proceso, que por ahora se encuentra apenas en investigación, permitirá cultivar las neuronas que el paciente necesita para luego trasplantarlas a su cerebro y revertir el proceso degenerativo.

Otros avances apuntan a la detección temprana de la enfermedad, lo cual mejora las posibilidades de éxito de su tratamiento antes de que los síntomas se manifiesten en toda su crudeza. Investigadores del Servicio Vasco de Salud y la Universidad de Deusto han descubierto pequeñas alteraciones en la piel y en la retina que pueden indicar la presencia de la enfermedad. Los resultados de esta investigación, que se darán a conocer en agosto de este año, permitirían desarrollar métodos rápidos, seguros y no invasivos para el diagnóstico precoz del mal.

Finalmente, se encuentra en una etapa avanzada de ensayo clínico el tratamiento del Parkinson con isradipina, una sustancia habitualmente recetada para la hipertensión. La investigación mostró que los pacientes que recibían este medicamento tenían una menor propensión a sufrir la enfermedad de Parkinson. En la actualidad, los investigadores buscan demostrar que la isradipina puede prevenir la muerte de las neuronas que producen dopamina, retrasando de esta manera los efectos neurológicos de la enfermedad. Aunque avanzada, esta investigación se encuentra en plena etapa experimental, por lo cual no podrá ser aprobada hasta, al menos, el año 2019, según estiman los científicos.

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