¿Perdés el tiempo en el trabajo? Descubrí qué clase de procrastinador sos (y cómo solucionarlo)

Una palabra horrible, archienemiga de la productividad: procrastinar es postergar las cosas, ‘dejar para mañana lo que podés hacer hoy’. En esta nota te explicamos qué es y cómo superar la procrastinación.

‘Todos procrastinamos, pero no todos somos procrastinadores’. El psicólogo norteamericano Joseph Ferrari explica de esta manera que, aunque cualquiera puede postergar alguna tarea desagradable de vez en cuando, el 20% de los adultos norteamericanos lo hace crónicamente. Esto significa que no sólo pierden el tiempo a la hora de trabajar, o de hacer las tareas de la casa, sino también en el estudio, con su familia y en el tiempo libre. En suma, cuando la postergación es un estilo de vida, tenemos un problema.

Otras veces, en cambio, nos pasamos demasiado tiempo preparando una tarea, o realizándola sin terminarla, o damos demasiadas vueltas antes de empezar. Algunos hacen su lista de cosas para hacer durante el día, y sonríen cada vez que tachan una. Otros, en cambio, procrastinamos.

¿Por qué lo hacemos? ¿Cuál es la motivación oculta de esta actitud? Para Ferrari, entender los motivos detrás de nuestra procrastinación es la clave para combatirla. Para ello creó este diagrama (en inglés) que nos ayuda a entender qué tipo de procrastinador somos.

Los evasivos (avoiders)

Algunos prefieren no arriesgarse a descubrir más de sí mismos; de sus fortalezas y debilidades. Para los evasivos, el hecho de no tener que hacerse cargo de las decisiones que afectan sus vidas les permite culpar a otros, si salen mal, o disfrutar del triunfo de una buena decisión tomada por otra persona. Son procrastinadores por miedo a ser juzgados, ya sea por el éxito o el fracaso.

Si te sentís identificado con los evasivos, es muy importante que aprendas a fortalecer tu autoestima y a depender menos del juicio de los demás. El éxito es algo bueno, y el fracaso no tiene por qué ser tan malo. El Dr. Ferrari recomienda llevar un diario de las actividades del día y su resultado; de esta manera, podés conocer tus fortalezas y tus debilidades. ¿Qué es lo peor que me puede pasar si termino esta tarea? ¿A qué me arriesgo al terminarla? Entender que la vida está llena de pequeños desafíos, y que ninguno es tan grande para impedirnos disfrutar la vida, es el mejor camino para dejar de procrastinar por miedo.

La clave de los evasivos es que se sienten débiles para tomar decisiones. Pero se trata de un músculo que tiene que ser ejercitado; cuanto más hagamos, por un esfuerzo consciente, nos sentiremos más fortalecidos y menos paralizados por la tarea a realizar.

Los indecisos

Los indecisos, también considerados perfeccionistas, son aquellos que racionalmente posponen la finalización de una tarea. Para ellos, nada de lo que hagan podrá estar a la altura de lo que los demás esperan de ellos. Y si lo logran, y realizan una actividad a la perfección, consideran que ahora las expectativas de los demás serán todavía más altas, y ese éxito casual no podrá volver a repetirse.

Todos sabemos que ‘lo perfecto es enemigo de lo bueno’. Tratar de llegar al resultado perfecto no nos va a hacer parecer mejores, ni más simpáticos ni más inteligentes. La percepción de los demás no mejora porque te demores en terminar una tarea para hacerla perfecta; al contrario, percibirán que no estás haciendo las cosas (y que la perfección es, por definición, imposible).

Para los indecisos es importante, además, tener en cuenta todo el proceso, y no sólo la actividad que están desarrollando en el momento. Si me concentro demasiado en los detalles y retraso el objetivo principal, o el trabajo de un equipo, entonces estoy tomando las desiciones equivocadas. Una vez que logré el objetivo principal, es hora de terminar y comenzar la siguiente tarea.

Los buscadores de emoción

Algunos pensamos que ‘trabajamos mejor bajo presión’. Incluso nos decimos esto a nosotros mismos, con el secreto orgullo de que a otros les lleva una semana lo que nosotros hacemos en un día. La verdad es que, en general, esto no es cierto. Por el contrario, lo que buscan estas personas al procrastinar es la sensación de euforia, de adrenalina, al pasarnos una noche sin dormir en una carrera contra el reloj.

El Dr. Ferrari recomienda, para estas personas, que ubiquen la adrenalina en otra parte del proceso, a menudo identificando plazos autoimpuestos con pequeñas recompensas. ¿Puedo terminar esta tarea antes de terminar el día de oficina? Entonces salgo a hacer un after office con mis compañeros. ¿Puedo hacer las compras de Navidad una semana antes? Entonces puedo hacer una salida romántica.

Para quienes buscan emociones como parte de su motivación, también puede ser estimulante separar grandes tareas en pequeños objetivos con plazos más cortos. Así, ‘escribir un informe para el viernes’ puede convertirse en ‘analizar datos’ para el miércoles, ‘escribir un borrador’ el jueves y ‘corregir y enviar el informe’ el viernes. Cada día tendrá su propia adrenalina y su propia recompensa, y no tendrás retrasos para hacer la tarea en su totalidad.

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