Por fin, las vacaciones

Las vacaciones son necesarias y tienen fuerte impacto en la salud física y psíquica del trabajador. El objetivo de las vacaciones es, en términos de políticas de salud laboral, proteger la integridad psicofísica del trabajador destinando parte del año al disfrute del tiempo libre y la recreación. Este derecho está contemplado en el régimen general de contratación laboral dispuesto por el Ministerio de Trabajo. Las vacaciones, o “licencia anual ordinaria”, son el período de descanso continuo y remunerado, otorgado anualmente por el empleador al trabajador.

El descanso durante el año laboral

Si bien se alienta que el trabajador destine pequeños momentos de la jornada laboral al descanso para almorzar o hacerse un “recreo” para tomar un café, lo cierto es que el ritmo acelerado de la ciudad y el escaso tiempo con el que se cuenta para realizar las tareas muchas veces obliga a estar muchas horas continuas concentrado. Una buena propuesta para el año laboral es tratar de administrar el tiempo en el marco de un entorno laboral saludable. Eso supone que los espacios destinados al descanso estén diseñados para que el trabajador efectivamente se distienda, sin que eso implique necesariamente una disminución del rendimiento. Asignar al área de recreo un lugar agradable, asientos cómodos, evitar las máquinas expendedoras de comida chatarra y alentar la ingesta de comida saludable son formas sencillas de generar momentos de despeje en medio del día. Un descanso saludable es una costumbre que nos beneficia todo el año.

El viajar es un placer

La pretensión de “aprovechar” el poco tiempo que se dispone en las vacaciones a menudo nos hace incurrir en una actividad frenética que va en contra del descanso y la recuperación de energías. Es importante tratar de armonizar las necesidades familiares, nuestras necesidades físicas y psíquicas y las condiciones del lugar que hemos elegido para vacacionar.

Viajar debe ser sinónimo de descanso puesto que representa la oportunidad para olvidarse de la rutina diaria, del estrés y de los problemas cotidianos. Esa es la función de las vacaciones y solo de este modo se beneficia la salud física y mental, provocando el ansiado bienestar. Por eso, las vacaciones deben comenzar en el trayecto hacia el destino turístico y no al llegar allí. Para planificar un viaje placentero y saludable es preciso destinarle tiempo y organización. Entre los factores a considerar con anticipación podemos señalar:

-En relación al vehículo: controlar que los cinturones de seguridad estén en perfecto funcionamiento, y el auto en condiciones mecánicas controladas por un especialista. Verificar los requerimientos obligatorios para transitar en las rutas previstas para el viaje (licencia de conducir, cédula, seguro, matafuegos, baliza, etc.).

-En relación a la comodidad de los viajeros: salir con tiempo, sin apuro; prever paradas para ir al baño y eventualmente también para comer en un parador o hacer un pic-nic al aire libre.

-En relación con la salud de los viajeros: llevar jabón, toalla, toallitas húmedas, papel higiénico, alcohol en gel y todos los dispositivos necesarios para respetar las pautas básicas de higiene y prevenir enfermedades debidas al uso de sanitarios donde concurre mucha gente. Llevar viandas livianas y mucho líquido. Evitar alimentos fritos o con alto nivel de grasa, porque no se digieren rápido y pueden causar mareos y náuseas. Tener a la mano la cartilla médica (o las páginas correspondientes a la zona donde se viaja) y los datos del médico de cabecera.

En esta época del año, aumentan dramáticamente los accidentes en las rutas argentinas debido a la falta de sueño y al consumo de bebidas alcohólicas. Es fundamental ser prudente al manejar, sobre todo en rutas desconocidas.

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