11 de agosto. Día del nutricionista

Los efectos de los alimentos ultraprocesados en adultos y, sobre todo, en niños son cada vez más preocupantes en todo el mundo. En el mes en que se conmemora el día del nutricionista, te damos cuatro pilares de una alimentación saludable.               

 

Los alimentos fueron tradicionalmente el tema de
preocupación de los países pobres: la desnutrición derivada del acceso limitado
a nutrientes o a alimentos de alta calidad nutricional. Hoy, en cambio, el
problema es más general, y se refiere a la malnutrición de niños y adultos, un
fenómeno cada vez más presente en los países más ricos. Según la Organización
Mundial de la Salud (OMS), es el quinto factor de riesgo de muerte humana en
todo el planeta, causando la muerte de casi 3 millones de personas al año.

 

Aunque el sobrepeso y la obesidad son las
consecuencias más evidentes de la mala nutrición, a veces no hay signos
visibles y es necesario hacerse análisis clínicos de colesterol, glucemia,
ácido úrico, glóbulos rojos, etc. para saber si necesitamos hacer algún cambio
en nuestra dieta.

 

El médico nutricionista es la persona que está especialmente
capacitada para asesorarnos en nuestra dieta: sus ingredientes, modos de
cocción, cantidades y el equilibrio entre los alimentos.

 


La alimentación en la escuela:
algunas propuestas

La
Argentina es el segundo país latinoamericano con mayor tasa de obesidad y
sobrepeso infantil, según la Organización
Panamericana de la Salud
(OPS). El sobrepeso y la obesidad infantiles son considerados una
epidemia del siglo XXI por la Organización Mundial de la Salud
(OMS), y tienen como consecuencia a otros trastornos sanitarios globales entre
los adultos, como la diabetes y las enfermedades cardiovasculares.

Tanto las
organizaciones internacionales como el propio Ministerio de Salud de la Nación
señalan el rol determinante que tiene la escuela en la alimentación de los niños y las niñas, muchos de los cuales
ingieren la mitad de las comidas de la semana en el comedor de la escuela. En
ese mismo ámbito son expuestos a la publicidad de alimentos no saludables y
cuentan con acceso irrestricto a golosinas, alimentos ultraprocesados, ricos en
azúcar, sodio y grasas saturadas en los kioscos escolares.

               

Es por
ello que organizaciones gubernamentales y no gubernamentales han propuesto
diferentes medidas para mejorar la oferta nutricional en las escuelas, entre
las que se cuentan las siguientes:

1. Tomar agua fresca en vez de jugo, sobre
todo sintético. No hay motivos para tomar bebidas azucaradas en todos los
almuerzos y con ello creamos una necesidad que nuestras hijas e hijos no
tienen. Según un estudio de la OPS, una reducción
del 10% en el consumo de bebidas azucaradas en nuestro país evitaría cada año
unas 2.639 muertes por enfermedades cardiovasculares, 13.385 nuevos casos de
diabetes y cerca de 4.000 accidentes cerebrovasculares y eventos cardíacos.

2. No agregar azúcar a los alimentos,
menos aún a la fruta fresca. En un documento reciente, la OMS
recomienda que la ingesta de azúcar procesada no supere el 5% del total de
calorías consumidas.

3. No agregar sal a la comida servida en la
mesa
. Sabemos que se cocinan los alimentos con una cantidad (desconocida)
de sal. Al agregar más sal a la comida en la mesa de nuestros chicos y chicas,
los acostumbramos a un nivel alto de consumo, y la OPS ha señalado el rol
determinante que tiene la escuela en el aumento del consumo de sal, pero
también en su disminución, cuando se tiene una política activa.

4. Eliminar o reducir al máximo el uso de
aderezos
. Aunque agregar mayonesa permita enmascarar los sabores y, de ese
modo, facilitar que los chicos y chicas coman la comida en el comedor, lo
cierto es que su uso frecuente tiene el efecto contrario del que se busca. Si
servimos un plato de vegetales y lo acompañamos con una cucharada de mayonesa,
los beneficios nutricionales de los primeros quedan hundidos bajo las calorías
y las grasas de la segunda.

5. Adherir al programa de kioscos escolares saludables
del Ministerio de Educación de la Ciudad de Buenos Aires
. Aunque el kiosco se licite a terceros,
se encuentra dentro de la escuela y debe respetar las normas que la escuela
considere necesarias. Si las instituciones se comprometen en mejorar la
alimentación de los niños, es necesario que el kiosco sea consistente con ese
compromiso, evitando el acceso irrestricto a golosinas. Aunque muchas familias
decidan no enviar dinero para el kiosco y envíen viandas con colaciones
saludables para los recreos, muchas veces los niños intercambian con otros en
los recreos y terminan consumiendo a diario golosinas, snacks y gaseosas.
Durante el año 2018, el gobierno porteño sancionó nuevas normas destinadas a
controlar los alimentos ofrecidos en los kioscos de las escuelas privadas.


Día del nutricionista

Todas las escuelas (públicas o privadas) que ofrezcan
comedor en la Ciudad de Buenos Aires, y todas las escuelas públicas de la
Provincia de Buenos Aires, deben contar con el asesoramiento de un
nutricionista en la elaboración del menú.

El médico nutricionista se dedica a asesorar a
personas sanas o enfermas en cuanto a la calidad y la cantidad de alimentos que
ingieren, teniendo en cuenta una evaluación global de cada uno. Eventualmente
podrá derivar al paciente a una persona licenciada en nutrición que lleve
adelante el control de la dieta.

Todas las obras sociales incluyen nutricionistas en
su planta médica, tanto para recibir pacientes derivados como para recibir
consultas espontáneas. Por ese motivo no hay excusas: ya sea que quieras bajar
de peso, aumentarlo o balancear tu dieta, pedí turno con un nutricionista.

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