Adicción al alcohol

La adicción al alcohol es un problema más extendido de lo que se cree. Sin
embargo, son muy pocos los que efectivamente enfrentan su problema y dejan de
beber.

La mayoría de las adicciones son
difíciles de superar, tanto por motivos químicos como psicológicos, y su
superación depende de diversos factores, incluyendo allí el tiempo y la
intensidad de consumo. De esta dificultad no escapa nadie. Las razones de una
enfermedad silenciosa.


¿Por qué es tan difícil? Tres cambios en el cerebro

El alcohol estimula la producción de dopamina en el cerebro, un
neurotransmisor vinculado al placer y los mecanismos de recompensa como el
sexo. Al hacerlo, el interés del individuo por la bebida aumenta, estimulando
nuevamente la producción de este químico. En consecuencia, el cerebro
interpreta el proceso químico de producción de dopamina como si fuera una
auténtica experiencia placentera, asociando la bebida con el placer.

Con el tiempo, la persona que bebe en exceso
sufre un segundo cambio: el cerebro se acostumbra a esa cantidad de dopamina y
las cantidades habituales de alcohol no son suficientes para lograr la
recompensa habitual. Esta mayor tolerancia lleva a una conducta de aumento de
consumo: es el pasaje de “disfrutar” de una bebida a convertirse en alcohólico.

Finalmente, la exposición repetida y prolongada
al alcohol lleva a otro cambio cerebral: el efecto depresor de la sustancia es
compensada por el aumento de la actividad del glutamato, que produce
excitación. De allí que la persona adicta experimente una situación de
desasosiego constante que la lleva a no dormir bien, a sentirse ansiosa y a
buscar en la bebida un efecto sedante que le permita estar más tranquila. En
síntesis: el consumo produce una ansiedad que se busca calmar con más consumo.

Romper con la adicción

El tiempo de exposición a la
sustancia y los efectos químicos que produce pueden dejar una profunda huella
en el cerebro de las personas, además de hábitos y formas de conducta, al punto
que deben dejar de beber alcohol por el resto de sus vidas. Desde motivos
genéticos hasta familiares, interpersonales y culturales, se trata de una
adicción compleja y multidimensional. En cualquier caso, nunca es tarde para
iniciar un tratamiento personalizado, que generalmente involucra una
combinación de medicación y psicoterapia.
 

 

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