Antibióticos: nuevas bacterias resistentes causan miles de muertes anualmente

Un informe de la OCDE muestra que el uso
indiscriminado de antibióticos produjo bacterias resistentes que causarán dos
millones y medio de muertes en los próximos 30 años. Argentina, entre los
países más afectados.

Cuando
Alexander Fleming descubrió la penicilina, en 1928, hizo una contribución
extraordinaria para mejorar la vida de las personas: descubrió que ciertas sustancias
naturales (como el hongo penicillium) atacaban espontáneamente a las bacterias
y las destruían. Nacieron así los antibióticos.

Los
antibióticos marcaron un antes y un después en el tratamiento de enfermedades
infecciosas que, hasta la penicilina, terminaban anualmente con la vida de
millones de personas enfermas de sífilis, gonorrea, tétanos o escarlatina,
entre otras.

El
uso de los antibióticos, sin embargo, se extendió más de lo debido. Según un informe de la OCDE, 50 años de prescripción
excesiva hizo que las bacterias se volvieran resistentes y se convirtieran en
unas “superbacterias” que llegan a ocasionar 33.000 muertes anuales sólo en
Europa. Las proyecciones del informe señalan que podrían llegar a ser 2,4
millones en los próximos 30 años, con un costo de 3.500 millones de dólares
anuales para sus economías.

El
aumento de las superbacterias resistentes a los antibióticos es mayor en los
países de menores ingresos. Así, mientras que la resistencia es de un 17% en
los países de la OCDE, en Brasil y Colombia supera el 30%; en China, Rusia y
Rumania es del 40% y en India alcanza ya el 57%.

En
Argentina, la situación es muy preocupante, puesto que pasó de una tasa de
resistencia del 18% en 2005, al 31,6% en 2015. Las principales víctimas de esta
situación son los menores de 12 meses y los mayores de 70 años.

El
informe recomienda acciones concretas, y de bajo costo relativo, para detener
la ola de resistencia antimicrobiana:

– Mejorar la higiene en los centros sanitarios con
medidas básicas como el lavado de manos

– Promover un uso más racional de los antibióticos

– Usar pruebas de diagnóstico rápido para determinar
si una infección es bacteriana o vírica, y evitar la prescripción preventiva de
antibióticos

– Usar la “prescripción diferida”, que permite la
suspensión del tratamiento si no es justificado

– Realizar campañas de comunicación y sensibilización
sobre el uso racional de antibióticos

Para
la OCDE, no sólo hay motivos sanitarios, sino también económicos que justifican
la toma de estas medidas: el ahorro generado amortizaría el costo en sólo un
año.

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