¿Cómo afecta el uso del teléfono a nuestro cuerpo?

El
uso cotidiano y prolongado de dispositivos electrónicos tiene consecuencias
físicas: en los ojos, el cuello, las manos, etc. En esta nota te damos cinco
consejos para prevenir lesiones y malestares derivados.

 

Mirá
a tu alrededor: hombros encogidos, cuellos doblados, espaldas encorvadas, manos
retorcidas. Usando más dispositivos electrónicos por más tiempo, dañamos
nuestro cuerpo sin notarlo.

 

Antes
era más fácil: regulábamos el monitor de la PC de escritorio, quizás incluíamos
un filtro, un pad con almohadilla para el mouse, una silla regulable, y listo.
La adaptación de las condiciones físicas del puesto de trabajo al cuerpo de los
y las trabajadoras era más sencilla y estandarizada.
Aquí podés encontrar algunos consejos de
ergonomía para implementar en la oficina.

 

Ahora,
en cambio, operamos teléfonos, tablets y laptops en la calle, los bares, el
transporte público, en la cama y, en algunos casos, hasta en el auto. Aunque no lo notemos, y aunque la carga
física sea muy pequeña, su repetición y prolongación en el tiempo tienen
consecuencias en nuestro cuerpo que se acumulan y se hacen sentir: fatiga
visual, contracturas y dolores en cuello, hombros y espalda, tendinitis y hasta
síndrome de túnel carpiano son sólo algunas de las dolencias ocasionadas por el
mal uso de los dispositivos electrónicos.

 

Para
prevenir, y disfrutar de ellos sin riesgos, te damos cinco consejos útiles para
usar la tecnología en condiciones adecuadas.

 

1.
Usá un teclado externo para trabajar con
una laptop
. Cada vez hay menos computadoras de escritorio en los hogares,
mientras que hay más portátiles (laptops, notebooks o netbooks). Este tipo de
dispositivo, sin embargo, viola una regla básica de las necesidades ergonómicas
de una computadora: que el teclado y la pantalla estén separados. En efecto, el
teclado necesita estar cerca del cuerpo, para evitar forzar los brazos y los
hombros, mientras que el monitor debe encontrarse a más de 50 o 55 cm. Al
emplear un teclado externo, que puede conectarse de manera inalámbrica, podemos
ajustar ambos componentes a la distancia ideal.

 

2.
Usá dispositivos de manos libres para
hablar por teléfono
. Hay trabajos que requieren del uso permanente del
teléfono para realizar llamadas con otras personas. Sin embargo, sostenerlos
contra el oído (o, peor aún, entre el oído y el hombro) durante largos períodos
de tiempo causa contracturas y calambres en el cuello, los hombros y la
espalda. La solución ideal es usar dispositivos de manos libres: ya sean los
auriculares con micrófono, los sistemas Bluetooth o el altavoz, permiten una
posición relajada del cuerpo mientras hablamos.

 

3.
Usá herramientas de audio a texto en vez
de escribir con los pulgares
. Chatear obliga a nuestros pulgares a hacer
una tarea para la que no están preparados; es por ello que son los dedos qué
más sufren con el uso excesivo del teléfono, llegando a desarrollar tenosinovitis,
que es una inflamación de los tendones que vuelve doloroso el uso de los
pulgares. Además, la pantalla del teléfono o tablet es rígida, en vez de
amortiguar los golpes de nuestros dedos como lo hace un teclado físico. Por
eso, se recomienda usar aplicaciones que pasen audio a texto para escribir
textos largos. Vienen ya incorporadas en el sistema operativo y se vuelven más
inteligentes y precisas con el uso.

 

4.
Mantené la cabeza alta. La (mala)
costumbre de sostener el teléfono a la altura del abdomen hace que inclinemos
demasiado la cabeza, esforzando de más las vértebras cervicales y desarrollando
lo que se conoce como “cuello de texto” (text neck). Esto se traduce en
la fuerza que ejerce nuestra cabeza sobre nuestro cuello: si estamos rectos, no
nos “pesa” nada; si, en cambio, inclinamos la cabeza sólo 30° para usar el
teléfono, estamos ejerciendo una fuerza de 18 kg.
A tenés una interesante nota acerca de
cómo mejorar la postura de las cervicales al usar el teléfono.

 

5.
¡Mirá el camino!. Parece una tontería, pero el 10% de
los accidentes viales se producen por el uso del teléfono, tanto por los transeúntes
como por parte de los conductores. Nuestro cerebro sólo nos permite
concentrarnos en una tarea a la vez; por ese motivo, si necesitamos
imperiosamente usar el teléfono mientras caminamos, es mejor detenerse unos
segundos, escribir lo que queremos, y luego continuar caminando. Para los
conductores es todavía más grave: está prohibido usar el teléfono mientras
manejamos un vehículo, incluso si hablamos con el manos libres.



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