El costo ambiental de vivir en las ciudades

Todos sabemos que en las ciudades hace siempre más calor que en zonas abiertas. Lo que no sabíamos es que ese calor extra afecta ecológica y económicamente a quienes vivimos en ellas.

El cambio climático es ese proceso por el cual la temperatura de nuestro planeta aumenta debido a la contaminación producida por los seres humanos. Muchas veces no somos conscientes del impacto global que el cambio de temperatura tiene sobre todo el globo: en las últimas décadas, la temperatura promedio aumentó 0,8%, lo cual produce cambios en el régimen de mareas, derretimiento de hielo en los polos, grandes inundaciones y la desaparición del hábitat de miles de especies, entre tantas otras consecuencias. El Acuerdo de París, del que Donald Trump quiere retirar a los Estados Unidos, se propone impedir que la humanidad altere la temperatura del planeta en más de 1,5 grados centígrados.

El calentamiento global, sin embargo, no se produce del mismo modo en todas las regiones del globo. Un estudio reciente ha demostrado que el llamado “efecto de isla de calor” -que hace que las ciudades sean más calurosas que las zonas abiertas- genera más del doble de costos económicos debido al aumento de temperatura. Para Richard Tol, autor de este estudio, el conjunto de las 1700 ciudades más grandes del mundo será responsable de un aumento de 2 grados centígrados en la temperatura global, independientemente de los esfuerzos internacionales ya existentes, especialmente el Acuerdo de París.

En términos económicos, estos 2 grados centígrados producirán un aumento del 260% en los costos económicos totales de estas ciudades para el año 2050, incluyendo el aumento de la demanda de energía para refrigeración, de contaminación del aire y el agua y una menor productividad de los trabajadores. En las ciudades en las que la contaminación es mayor, las pérdidas podrían llegar al 11% del Producto Bruto Interno: una caída del 5,6% del PBI global en menos de treinta años.

Esto se debe a que las ciudades, que sólo ocupan un 1% de la superficie total de la tierra, producen el 80% del PBI mundial y demandan el 78% del consumo de energía del mundo.

Aunque los resultados son poco alentadores, el trabajo incluye una nota de optimismo: las medidas locales que las grandes urbes llevan adelante para combatir el cambio climático (parquización y creación de pulmones verdes, instalación de techos y veredas “frías”, control para la reducción de la emisión de gases en vehículos, etc.) tienen un enorme impacto global. Aunque suene a frase hecha, el estudio demuestra que la tarea de revertir el cambio climático empieza por casa.

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