¿El ejercicio es nocivo para la salud?

En declaraciones recientes, el presidente Donald Trump dijo que cada cuerpo tiene una cantidad finita de energía y que no hay que malgastarla haciendo ejercicio físico o deporte.

Estas afirmaciones llevan a dos preguntas: ¿Tienen las personas una cantidad limitada de energía, como si fuera una pila? ¿Acelera el ejercicio el proceso de envejecimiento? Los medios periodísticos y científicos norteamericanos no tardaron en dar sus respuestas, y te las contamos a continuación.

¿Cuánta energía vital tiene una persona?

Desde la antigüedad hasta mediados del siglo XIX, era común pensar que las personas nacían con una cantidad predefinida de energía: la cultura china la denominaba chi; la medicina medieval hablaba de los humores. Se trata de una idea determinista según la cual la vida de una persona está prefigurada desde su nacimiento.

Un célebre experimento de J. Loeb y J. H. Northrop, de 1917, concluía que la duración de la vida estaba determinada o bien por la producción de una sustancia nociva, que llevaba al envejecimiento y la muerte, o bien era producto de la destrucción de una sustancia desconocida cuya carencia llevaba a la muerte. El experimento de estos biólogos, sin embargo, sólo se realizó con moscas, y la sustancia en cuestión nunca pudo ser hallada.

El conocimiento científico actual reconoce un límite biológico a la vida; sin embargo, rechaza universalmente la idea de que cada individuo recibe una cantidad finita de energía vital, al cabo de cuyo agotamiento sobrevendría la muerte.

En cambio, se considera que el envejecimiento no es producto de un único proceso, como un gen o la decadencia de un sistema del cuerpo; por el contrario, los estudios sobre el envejecimiento afirman que se trata de un proceso multifactorial extremadamente complejo que se desarrolla simultáneamente en varios niveles de la organización funcional del cuerpo humano.

Es por eso que la afirmación de Trump, según la cual habría una cantidad finita de vida en cada persona, no es del todo errónea, pero falla en lo fundamental: aunque exista un límite biológico que indica que un organismo humano no puede vivir más allá de cierta edad, esto no explica el final de cada vida en particular.

¿Acelera el ejercicio el proceso de envejecimiento?

Hoy en día parece obvia la respuesta: ¡no! Sin embargo, recién en 1953 se demostró científicamente que el ejercicio físico regular disminuía los riesgos de muerte más asociados al envejecimiento, como las enfermedades coronarias. Desde entonces, el hecho de que el ejercicio físico ayuda a mantener una expectativa de vida elevada es parte del sentido común médico.

Sólo en casos en los cuales la actividad física supera entre un 500 y un 1000% de lo recomendado ésta es nociva. Por el contrario, dado que el envejecimiento es un proceso múltiple complejo, el ejercicio ayuda a combatir varios de sus factores, incluyendo el fortalecimiento cardiovascular, la prevención de algunas formas de cáncer, la disminución del riesgo de osteoporosis, etc.

En resumen: aunque el cuerpo humano tiene un límite máximo de longevidad, no se trata de una cantidad limitada de energía que se gasta con nuestra actividad cotidiana. Por el contrario, el ejercicio físico ayuda a combatir algunas de las múltiples causas del envejecimiento.

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