Epidemia del virus del Ébola

Frente a la epidemia africana y la aparición de nuevos casos en países europeos y americanos, presentamos los principales datos a conocer de la enfermedad por el virus del Ébola.

La enfermedad causada por el virus del Ébola es una enfermedad grave, con una alta tasa de mortalidad para la que no existe tratamiento aprobado específico ni vacuna disponible. Su nombre proviene del río Ébola (en la República Democrática del Congo), donde fue identificado por primera vez en 1976 durante una epidemia. El brote actual comenzó a fines de 2013 y afecta a los países africanos de Guinea, Liberia, Sierra Leona, Nigeria y Senegal. A diferencia de episodios anteriores, el actual afecta también a países no africanos, como Estados Unidos y España. En otros países europeos se estudian actualmente casos de potencial contagio. En América Latina, dos pacientes con síntomas compatibles con ébola fueron detectados en Brasil, aunque finalmente fueron descartados.

Transmisión
Se transmite de persona a persona, por contacto directo a través de las membranas mucosas (piel que recubre la nariz, la boca y los genitales) o una lastimadura en la piel en contacto con la sangre u otros fluidos corporales (heces, orina, saliva, semen) de personas infectadas con síntomas. La infección también puede ocurrir si la piel lesionada o las membranas mucosas de una persona sana entran en contacto con ropa sucia, ropa de cama o agujas usadas y contaminadas con fluidos de un paciente con ébola.

Síntomas
La enfermedad causada por el virus es difícil de diagnosticar en una fase temprana debido a su semejanza con un simple estado gripal: fiebre mayor a 38°, dolor muscular, de cabeza y garganta y debilidad. La segunda etapa, que tiene lugar alrededor de seis días después de las manifestaciones iniciales, produce habitualmente vómitos, diarrea, erupciones en la piel y puede también incluir sangrado externo e interno. El diagnóstico definitivo sólo puede darse a partir de pruebas de laboratorio realizadas en condiciones de extrema seguridad.
Alrededor del 90 % de las personas que han contraído la enfermedad fallece, situación que puede producirse a partir de la segunda semana de ocurrido el contagio. Aunque no hay un tratamiento eficaz y probado contra la enfermedad, algunos pacientes se recuperan gracias a una atención médica intensiva. Casos como el de Nina Pham, enfermera norteamericana, y Teresa Romero, enfermera española, muestran que la cura es posible en condiciones adecuadas.

Prevención
No existen en la actualidad ni una vacuna ni un tratamiento eficaz para enfrentar la infección por el virus del Ébola. En consecuencia, la única forma de prevenir la enfermedad, en caso de tener que viajar a alguna región afectada o tomar contacto con alguien que haya estado allí, es adoptando los siguientes recaudos:
• No entrar en contacto con fluidos corporales (sangre, sudor, saliva, etc.) de personas o animales infectados.
• No manipular objetos cortantes (como agujas) y elementos personales que puedan estar contaminados con ellos.
• Lavarse las manos frecuentemente con agua y jabón.
Los trabajadores de la salud son la población que se encuentra en mayor riesgo, al tener que tratar con pacientes efectivamente afectados. Para ellos corresponden otras medidas de prevención y seguridad específicas que, además de las medidas higiénicas generales, incluyen trajes especiales, máscaras y guantes.

¿Ébola en Argentina?

La vía de introducción del virus a la Argentina sería el ingreso de viajeros afectados. Pero la inexistencia de vuelos directos entre nuestro país y los países con presencia del virus, así como el escaso registro de movimientos de viajeros entre estos países, hacen prever un bajo riesgo de contagio. No obstante, el Ministerio de Salud de la Nación informa en su página web que, ante el alerta internacional emitido recientemente por la Organización Mundial de la Salud (OMS), el Ministerio ha reforzado los puntos de ingreso al país, en acuerdo con otras instituciones nacionales como Migraciones, Aduanas, SENASA, ANAC, ORSNA, Prefectura, PSA, DGP, Dirección Nacional de Puertos, entre otros. Esta acción consiste en incrementar la vigilancia sanitaria en los puertos y aeropuertos internacionales a partir de la obligación de la tripulación de reportar, previo al ingreso al país, la presencia de viajeros con síntomas compatibles con la enfermedad.

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