A
partir del anuncio del cantante, revisamos los estudios de la Organización
Mundial para la Salud y sus alarmantes resultados: 1 millón de suicidios al
año.
A los 25 años, y pocos meses
después de casarse con su novia Hailey Baldwin, el cantante Justin Bieber
suspendió su gira mundial por un grave caso de depresión, enfermedad de la que
habló recientemente en su cuenta de Instagram. A raíz de la
repercusión de su anuncio, se comenzó a hablar nuevamente del problema de la
depresión, el padecimiento mental más extendido en todo el planeta.
La
Organización Mundial para la Salud (OMS) estima que 300 millones de personas
sufren depresión, un trastorno del estado de ánimo que causa un estado
constante de tristeza y una pérdida de interés generalizada por objetos,
actividades y personas.
Aunque los varones tienden a
manifestarlo más, las mujeres son las más afectadas: algunas estimaciones dicen
que, por cada varón afectado, hay tres mujeres. El embarazo tiene también su
incidencia en estas cifras: al menos 1 de cada 6 mujeres sufrió depresión postparto.
El suicidio es la consecuencia
más grave de esta enfermedad, que ocasiona alrededor de 1 millón al año, y es
la segunda causa de muerte entre los jóvenes de 15 a 29 años. Sin embargo, no
en todos los casos se alcanzan estos extremos, y mucha gente puede convivir con
la enfermedad gracias a tratamientos complejos.
En efecto, los tratamientos de
este tipo de trastornos, que combinan aspectos individuales, biológicos y
sociales, necesitan de terapias combinadas, incluyendo psicoterapia (individual
o grupal) y medicación, además de otras actividades que pueden contribuir al
bienestar de los pacientes, como las actividades deportivas o artísticas.
La OMS ha señalado que más de la mitad de las personas afectadas en
todo el mundo no ha sido diagnosticada, cifra que en algunos países asciende al
90%. Esto se debe a diversas razones, entre las cuales se encuentra la
estigmatización de los trastornos mentales y la poca sensibilidad del sistema
sanitario con respecto a ellos.
En ese sentido, el caso de Justin Bieber, aunque
anecdótico, puede contribuir a llamar la atención y despertar la conciencia de
millones de personas en todo el mundo que pueden mejorar su padecimiento con un
diagnóstico y una terapia adecuadas.
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