La inteligencia artificial, ¿un nuevo paradigma en medicina?

Cada vez son más los estudios que indagan en métodos de inteligencia
artificial para los diagnósticos y tratamientos de pacientes. Los avances son
indudables pero ¿pueden ser un peligro?

Cada vez son más los avances tecnológicos que renuevan la medicina y
sorprenden al mundo. El nuevo paradigma de la inteligencia artificial (IA), es
decir, la inteligencia llevada a cabo por máquinas, promete avances insólitos,
plagados de eficiencia, velocidad y creatividad. Pero… ¿el progreso de las
máquinas puede ser peligroso para la humanidad?

Imaginemos qué ocurriría si los hospitales fueran reemplazados por
consultorios digitales manejados por robots. ¿Y qué pasaría si las
intervenciones médicas estuvieran a cargo máquinas que aprenden solas? ¿Y si
las computadoras hicieran mejores diagnósticos que los humanos? Ahora dejemos
de imaginar. Todos estos inventos, que parecen salidos de Black Mirror, ya existen.

 

Los
robots de uso médico

Uno de los inventos de IA mejor valuados es el robot asistente
quirúrgico. Es decir, un robot que asiste en las operaciones, monitoreado por
personal de salud. Según explica la revista tecnológica
Venture Beat, la robótica
quirúrgica cognitiva combina información de experiencias quirúrgicas reales y
realiza mejoras en las técnicas para operar pacientes. En estos
procedimientos, los equipos médicos reúnen datos de historias clínicas
pre-quirúrgicas y métricas de operación en tiempo real. De este modo, se mejora
la precisión en el instrumental médico y se puede reducir hasta un 21% la
permanencia del paciente en el hospital después de su operación.

Robots como Da Vinci y Heartlander ya han sido
probados con muy buenos resultados. Da Vinci es el robot médico más avanzado
del mundo. Tiene extremidades con instrumentos quirúrgicos y permite ver la
zona operada en 3D con alta definición, y con lente de aumento. Durante la
intervención, un cirujano controla los brazos del robot desde una consola de
computadora ubicada cerca de la mesa de operaciones. Esto le permite operar de
forma exitosa en sitios estrechos y reduce el margen de error. Por otro lado,
Heartlander es un robot en miniatura que puede entrar al pecho del paciente y
hacer una incisión debajo del esternón. Este mini-robot asiste en operaciones
de corazón y reduce los daños en el acceso al órgano.

 

Aplicaciones
de inteligencia artificial

Recientemente, Forbes ha recopilado
las 50 empresas más exitosas de Estados Unidos dedicadas a la Inteligencia
Artificial. Entre ellas, Suki AI intenta resolver un problema recurrente: las
tareas administrativas son un verdadero agobio para las médicas y médicos,
porque les quitan tiempo para concentrarse en sus pacientes. Para aliviar este
peso, la start-up creó un asistente
digital que se activa con la voz y que sirve para que cada profesional tome
notas y complete historias clínicas en tiempo real, sin necesidad de sentarse a
escribir. Este asistente digital no es solo un software de reconocimiento de
voz sino que va aprendiendo a medida que es usado: incorpora nuevos contextos y
se vuelve cada vez más personalizado.

Otra firma dedicada al uso de la tecnología en la salud es la llamada K
Health que propone un objetivo peculiar: consultar al médico sin tener que ir
al consultorio. La empresa, valuada en 200 millones de dólares, creó una app
que, a partir de un registro de más de 2 billones de historias clínicas
anónimas, encuentra patrones para dar una atención personalizada a cada
usuario. Así, para determinados síntomas, la app muestra cuáles son el
diagnóstico y el tratamiento más frecuentes. Además, si elegís la suscripción
paga también podés chatear con médicos de carne y hueso.

La pregunta es: ¿cuán personalizado es el tratamiento que nos ofrece un
servicio digital? ¿Nos podemos contentar con el diagnóstico de una aplicación?
¿Dejará de ser importante el componente humano y afectivo en los servicios de
salud? 


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