Mitos sobre la alimentación en el verano

Llega diciembre y cambiamos la alimentación: comemos menos, más liviano y menos calórico. También empiezan los consejos y los mitos sobre la alimentación.

Los mitos son eso: historias que la gente cree, pero que no tienen por qué ser verdad. Es más: que no son verdad. Algunos son inofensivos, otros pueden ser más peligrosos. Ante la duda, consultá con un médico y conocé estos cinco que ahora te presentamos.

1. Si no tomo agua voy a bajar de peso. Este es un error peligrosísimo, que se puede ver en esas personas que se abrigan para salir a correr bajo el rayo del sol con la esperanza de adelgazar. Es cierto que perderán algo de peso al volver a sus casas: es el agua que transpiraron. Esos gramos los recuperarán en cuanto se hidraten adecuadamente, así que no sirve para perder peso. Sí sirve para deshidratarse, lo cual puede ser muy peligroso en el verano. Para bajar de peso hay que hacer una dieta hipocalórica adecuada. Por lo demás, es importante tomar abundante agua fresca todo el día, aun cuando no estamos sedientos. Es más: si sentís sed, es que ya te deshidrataste.

2. El ajo es un repelente de mosquitos natural. Este es un mito inofensivo. Ya no pensamos que el ajo sirve para repeler vampiros; tampoco tiene efectos en los mosquitos. Es más, en el año 2005 la Universidad de Connecticut llevó a cabo un experimento para poner a prueba la idea, y el resultado fue negativo. El estudio señala, sin embargo, que quizás los participantes no comieron suficiente ajo.

3. La sandía es pura agua y poca nutrición. La sandía es una fruta ideal para el verano: contiene mucha cantidad de agua, muy pocas calorías (sólo 46 en una taza) y gran cantidad de vitaminas, entre ellas vitamina C y antioxidantes naturales. ¿Qué pasa si la mezclamos con vino? Aunque el mito dice que “te mata” (o, al menos, te indigesta), la verdad es que la interacción entre la glicerina del vino y el aminoácido L-arginina de la sandía tiene un efecto vasodilatador. De hecho, como señala Facundo Di Génova, es el principio activo del Viagra, así que no sólo no mata, sino que tiene un efecto afrodisíaco.

4. La comida cruda es más saludable que la comida cocida. Si bien es cierto que la cocción, especialmente cuando es excesiva, puede destruir vitaminas solubles al agua (como la vitamina C), también hace que otros nutrientes -como el licopeno de los tomates- sean mejor absorbidos por el organismo. El proceso de degradación de las enzimas que produce la cocción es equivalente al que producen los ácidos estomacales, de modo que, en muchos casos, no hay una diferencia nutricional significativa. Esto no significa que la comida cruda no tenga algunos beneficios, aunque también tiene sus desventajas: un estudio de 2005 mostró que quienes consumían casi exclusivamente comida cruda tenían niveles más bajos de colesterol “malo”, aunque también tenían déficits de vitamina B-12.

5. El huevo hace mal al corazón. Este mito deriva de una verdad: la yema del huevo tiene un alto grado de colesterol, alrededor de 211 miligramos por unidad. Sin embargo, el colesterol ingerido es compensado, en una persona saludable, por el mismo cuerpo, que produce menos. No afecta, en consecuencia, al corazón la ingesta diaria de un huevo. El verdadero problema proviene de las grasas trans y saturadas, que son las que hacen que nuestro propio cuerpo aumente la producción de colesterol en sangre.

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