Peligros de la automedicación

El
hábito de automedicarse se ha extendido considerablemente a escala global. Sin
embargo, esta práctica tiene más riesgos que beneficios. Te contamos las
discusiones actuales en torno a la automedicación y cuáles son los desafíos que
el sector de la salud debe enfrentar.

Una
amiga le recomienda a otra un medicamento para el dolor de cabeza que a ella le
suele funcionar muy bien. Una persona que sufre contractura cervical toma un
analgésico que el médico le había prescripto unos años atrás para un dolor de
rodilla. Un hombre hace un remedio casero para curar el empacho a su hija
menor. Familiares, colegas, vecinas, amigos son consejeros habituales a la hora
de resolver de manera rápida y práctica las molestias que nos aquejan
cotidianamente.

Con
poca conciencia sobre sus posibles riesgos, cada vez más personas practican la
automedicación. 
Investigadores
de la Universidad de Barcelona
 han definido la
automedicación como la ingesta de drogas, hierbas o remedios caseros por iniciativa
propia o por consejos de otra persona, sin realizar una consulta médica. Hoy en
día, además, la consulta con profesionales suele ser reemplazada por la
búsqueda de información en internet, que genera la sensación de conocimiento
técnico e independencia suficiente para el tratamiento de los síntomas.

Si
bien es cierto que este hábito tiene algunas ventajas, también puede ser muy
nocivo para las personas y para la sociedad. Por eso, algunas autoras
distinguen entre la automedicación responsable y la no responsable. La primera
es definida en el 
sitio del Hospital
Alemán como aquella auto-administración de un medicamento con la única
finalidad de tratar síntomas menores y por un período muy limitado. Por
ejemplo, un antifebril o un analgésico ingeridos por única vez pueden formar
parte de una automedicación responsable. En cambio, la automedicación
no responsable
, según un 
estudio realizado por
investigadoras del Hospital Italiano, consiste en tomar por los propios medios
un fármaco “desconociendo su uso adecuado, sus riesgos potenciales y los
síntomas para los cuales lo consume”.


¿Por qué las personas se automedican?

El
ahorro de tiempo y dinero suele ser la principal motivación para evadir la
consulta médica. Los fármacos más consumidos en esta práctica autónoma son los
siguientes:

.
Remedios para la tos y los resfríos

. Analgésicos

.
Antipiréticos

.
Antisépticos

.
Antibióticos

Las
razones de este creciente hábito son, a grandes rasgos, dos. Según un 
artículo del National Center
for Biotechnology Information, las fuentes más comunes para la medicación por
los propios medios son las prescripciones previas –para otros síntomas
similares y/o períodos anteriores en la vida del paciente-, los consejos de
amigos, las publicidades, la tentación en farmacias y el consumo de información
poco fiable, en libros y -agregamos- en la web.

Sin
embargo, los beneficios de la automedicación son de corto plazo. Entre ellos,
el rol activo en el propio cuidado de la salud, la auto-confianza en la
prevención y en el alivio de síntomas menores, la reducción de costos y de
tiempos para las personas y su comunidad, la reducción del ausentismo en el
trabajo, entre otros, están entre las causas más recurrentes. Incluso, en
países con pocos recursos la automedicación responsable podría ser un pilar de
las políticas públicas en el área de salud.

No
obstante, los riesgos de la automedicación son numerosos y pueden redundar en
daños graves de distinta índole.


¿Cuáles son los principales riesgos de la
automedicación?

Como
explica Darshana 
Bennadi, el uso irracional de
fármacos sin seguimiento profesional puede conducir a terapias inapropiadas,
incorrectas o indebidas, diagnósticos erróneos, demora en el inicio de un
tratamiento adecuado, resistencia patógena y aumento de la
morbilidad. Además, los medicamentos pueden generar efectos adversos,
problemas en la piel, hipersensibilidad, alergias y adicción. Entre los
principales riesgos de la automedicación se encuentran los siguientes:

.
Auto-diagnóstico incorrecto

.
No recurrir al consejo médico apropiado a tiempo

.
Elección incorrecta del tratamiento

.
Fallas en el reconocimiento de riesgos farmacológicos específicos

.
Severos efectos adversos

.
Desconocer contraindicaciones y precauciones del tratamiento

.
No notar que una misma sustancia ya ha sido tomada aunque con un nombre
diferente

.
Fallas en reconocer la auto-medicación habitual y reportarla en la consulta
médica

.
No identificar o reportar efectos adversos de la droga

. Incorrecta
administración del fármaco

.
Intoxicación por dosis inadecuada o excesiva

.
Uso excesivamente prolongado

.
Riesgo de dependencia o abuso

.
Interacción inadecuada entre droga y comida

A
nivel comunitario, además, la automedicación inadecuada puede generar un
aumento de las enfermedades inducidas por los fármacos y un gasto público
ineficiente. Las investigadoras del Hospital Italiano llaman la atención sobre
la “medicalización de la vida”, que consiste en el deseo de resolver procesos
normales como si fueran patológicos, es decir, recurriendo a la medicina.
Muchas veces, se intenta afrontar situaciones sociales, personales o
profesionales mediante la ingesta de fármacos, por ejemplo para reducir el
estrés o para resolver el insomnio. Según las autoras, la medicalización de la
vida “puede ocasionar que se acoten los límites de la normalidad, que se
corran los puntos de corte para el diagnóstico, lo que posibilita el
ingreso de millones de personas al mundo de los enfermos, y que nuevos
procesos se tornen pasibles de intervenciones médicas muchas veces
innecesarias, transformando los factores de riesgo en enfermedades”.


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