¿Qué es el síndrome de estrés posvacacional y cómo afrontarlo?

Insomnio, desgano,
desconexión, olvidos
. Todos ellos son síntomas que aparecen
en cuanto llegamos a casa después de las vacaciones y caemos en la cuenta de
que nuestra perspectiva inmediata es el sonido del despertador que escucharemos
el lunes.

El estrés y la ansiedad causados por la vuelta al trabajo suelen ser motivo
de consulta al médico
. Para tener bajo control estas preocupaciones y
organizar una vuelta más amigable al trabajo debemos tomar algunas
medidas en el ámbito laboral
:

-Diseñar un año laboral saludable, planteándonos metas alcanzables y una
verdadera conciliación entre el
trabajo y la vida
.

-Organizar la agenda y seguirla puntillosamente, especialmente en las primeras
semanas, cuando es natural caer en olvidos y desinteligencias debidas a la
relajación de las vacaciones.

-Convivir pacientemente con la casilla de mail y con el celular a tope. Los
primeros días son de aclimatamiento, de organización de agenda, de retomar el
contacto con clientes y compañeros. No tiene sentido apurarse a responder si no
estamos seguros de poder cumplir con esa palabra.

-Reordenar, cambiar, modificar, limpiar el espacio laboral teniendo en cuenta
que ese será el entorno de muchas horas de nuestros días durante los próximos
meses.

Tip: No estaría mal que las empresas renovaran el compromiso y la confianza al
iniciar un nuevo año de trabajo con un detalle para sus empleados. Disponer una
máquina expendedora de bebidas, generar un espacio destinado a la pausa del
mediodía, diseñar un recambio en las oficinas que ofrezca más luz, una
temperatura agradable, colores relajantes o, sencillamente, organizar un pequeño
ágape de reencuentro con los compañeros son gestos empresariales que mejoran el
clima de trabajo.

También podemos proponernos algunos cambios sencillos para nuestra vida
cotidiana
:

-Distribuir inteligentemente las tareas del día para no acumular tareas
desagradables en el final. Es muy importante respetar el descanso y las horas
de sueño por la noche.

-Prever una actividad para antes de ir a trabajar (considerando el margen para
el traslado) como tomarse el tiempo para desayunar con la familia, hacer ejercicio,
ordenar la casa antes de salir para hacer más ameno el regreso o incluso bajar
antes del colectivo y hacer una caminata.

-Programar alguna salida o plan en casa para después del trabajo. Activar la
vida social con la misma energía y cuidado que la agenda laboral, porque es una
parte esencial de la vida. Una cena en familia, un plan temprano con amigos al
salir del trabajo, un programa de TV, una charla no son planes difíciles de
organizar en una casa o en un bar. Tener previsto ese programa hará llevadero
el día. Aprovechemos las noches y los fines de semana de buen clima, que en dos
meses serán apenas un recuerdo.

-Airear la casa, tirar cosas viejas, renovar la pintura, etc.. Nuestra casa
debe transmitir tranquilidad y relajación y eso se logra renovando el entorno
para que no haya objetos que estorben, difíciles de cuidar y limpiar.

-Comenzar con hábitos saludables de alimentación y ejercicio. Lo importante es
sopesar muy bien qué es posible sostener en el tiempo e ir de a poco
incorporando estos hábitos a la agenda cotidiana. En estos casos, vale más la
perseverancia que el primer impulso.

En síntesis, pensemos en positivo, renovemos nuestra cabeza y nuestro entorno.
Al fijarnos objetivos laborales y personales alcanzables, con pequeñas recompensas
en el camino, los convertiremos en un incentivo para comenzar el año y no en
una carga que nos abrume.

 

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