Ronquidos y Apnea Obstructiva del Sueño

Detrás del cotidiano y aparentemente intrascendente ronquido nocturno, más allá de las molestias que genera al cónyuge, puede haber una alteración en el flujo de aire inspirado que configura una verdadera enfermedad.

El síndrome de apnea obstructiva del sueño (SAOS) se produce por la oclusión intermitente y repetitiva de la vía aérea superior durante el sueño, lo que origina una interrupción completa (apnea) o parcial (hipopnea) del flujo aéreo.

Causas y síntomas

La obesidad y las anomalías estructurales del tracto respiratorio superior son los factores causales fundamentales. Las manifestaciones clínicas se deben a la fragmentación del sueño y a la disminución de la concentración de oxígeno en el aire inspirado que originan las apneas. La somnolencia diurna, los ronquidos y las pausas de apnea referidas por el cónyuge son los tres síntomas fundamentales.

Convencionalmente se dice que una apnea es significativa cuando su duración es superior a 10 segundos. Su repetición, a veces varios cientos en una sola noche, y día tras día durante años, acaba produciendo importantes alteraciones en el sistema nervioso central, la irrigación miocárdica y cerebral, y la circulación pulmonar y sistémica.

Diagnóstico y tratamiento

El diagnóstico se basa en un estudio específico, la polisomnografía, o alternativamente, en la poligrafía cardiorrespiratoria nocturna.
El tratamiento es multifactorial. Deben suprimirse los fármacos sedantes y el alcohol, y ha de corregirse la obesidad, que casi siempre está presente.
Actualmente, la aplicación por vía nasal, durante el sueño, de una presión positiva continua en la vía aérea (CPAP) es el tratamiento de elección. Se indica en los enfermos sintomáticos a los que mediante los estudios se les ha detectado un determinado índice de apnea-hipopnea (superior a 30), o cuando, siendo inferior, existe una insuficiencia respiratoria o factores de riesgo cardiovasculares.

SAOS y accidentes de tránsito

Se calcula que quienes sufren esta anomalía tienen entre tres a cuatro veces más posibilidades de accidentes de tránsito que el resto de la población. Sin embargo, todavía no hay consenso nacional o internacional para estudiarla sistemáticamente entre los conductores comerciales, como sí sucede en EEUU con los pilotos de aviación.

La evaluación de síntomas y signos específicos en exámenes periódicos por parte de los profesionales a cargo sería una forma de reducir la tasa de personas no diagnosticadas. Y cuando a los factores de riesgo se le sumen antecedentes de haber sido partícipes de accidentes, sería ideal efectuar el procedimiento diagnóstico por excelencia, la polisomnografía, que mide la cantidad de episodios de apnea/hipopnea durante el sueño, y en base a su resultado determinar la necesidad de tratamiento.

Algo sencillo y autoadministrable por el público en general es el llamado Cuestionario Epworth de somnolencia diurna, que puede servir, según el resultado que arroje, de orientación y eventualmente de disparador de la consulta médica. Es importante saber que su resultado no debe inducir a la automedicación o al cambio de hábitos sin la previa consulta profesional.

El SAOS es, en el momento actual, un problema de salud pública de gran trascendencia. Por un lado, su manifestación clínica principal, la hipersomnia diurna, tiene un gran impacto familiar, laboral y social (deterioro de las relaciones personales, ausentismo laboral, accidentes de tránsito, etc.). Por otro lado, su prevalencia se estima que es bastante elevada. Estudios recientemente realizados en España han indicado que, dentro de la población adulta, entre un 4 y un 6 % de varones, y alrededor de un 2 % de mujeres padecen SAOS. Y hay estimaciones que calculan que existe una falta de diagnóstico de aproximadamente un 80%.

Rp./Salud.

Fuente: Apnea obstructiva del sueño. Álvarez-Sala Walther JL y otros. Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad de España.

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