Sueño y calidad de vida

La
prevención de la salud del sueño es necesaria para la calidad de vida
 de quienes
padecen o podrían padecer trastornos, pero también por sus implicancias
directas en la salud, el trabajo, la familia, el comportamiento urbano y vial,
entre muchas otras. 
Existen muchas opciones medicinales para tratar los
trastornos del sueño. Sin embargo, debido a la multiplicidad de razones
involucradas en el buen dormir, no siempre son la medida más eficaz: el sueño
reparador se educa en los hábitos. Por todas estas aristas de la vida
cotidiana, propia y de los demás, se instauró el Día Mundial del Sueño con el
propósito de promover los beneficios y la importancia del buen dormir. Este año
se celebra el 19 de marzo.

 

El sueño y la salud


La clasificación internacional de trastornos del sueño reconoce cerca de 80
tipos de desórdenes
 entre los que podemos mencionar: insomnio,
enuresis (orinarse en la cama), síndrome de piernas inquietas, terrores
nocturnos, narcolepsia, sonambulismo, apnea del sueño, entre otros.

Está diversamente comprobado que quienes padecen falta de sueño o desórdenes en
su calidad aumentan el riesgo de sufrir alteraciones cardiovasculares, déficits
cognitivos y de memoria. El sueño fragmentado (levantarse varias veces por la
noche para comer, para fumar, para tomar gaseosa, debido a un mínimo nivel de
ruido, debido a problemas en la respiración, etc.) y no reparador puede generar
hipertensión arterial, diabetes, obesidad y otros trastornos médicos. Asimismo,
la mala calidad del sueño repercute directamente en el humor y, con ello,
afecta las relaciones sociales de quienes lo padecen. Pero el problema en las
relaciones sociales va mucho más allá del simple malhumor: una persona que
conduce un automóvil, maneja maquinaria peligrosa o delicada, o tiene a cargo
decisiones importantes que repercuten directamente en la vida de los demás
puede poner en riesgo a otras personas por su falta de descanso.

¿Cómo mejorar los hábitos
de sueño?


La
investigadora del CONICET 
Cecilia
Forcato
 recomienda hacer un experimento para evaluar
nuestra forma de dormir y saber si la podríamos mejorar. El experimento
consiste en la comparación entre dos períodos en que debemos llevar a cabo
distintos hábitos de sueño. En la Semana 1, debemos dormir como lo hacemos
habitualmente. En la Semana 2, en cambio, hay que hacer algunas diferencias: ir
a dormir ni bien sentimos el cansancio, no utilizar dispositivos electrónicos
en la cama durante la hora anterior a dormir, descansar en un ambiente
tranquilo, no tomar siestas de más de 30 minutos y, por último, comer sano.
Parece difícil, pero la diferencia es notable. Hacé el experimento y observá
cómo cambia tu estilo de vida.

Te
dejamos algunas recomendaciones para aplicar en la vida diaria
y empezar a dormir y vivir mejor:

– Que la habitación
sea solo para dormir. Mirar la tele, comer, trabajar, jugar, son actividades que
deben hacerse en otros espacios del hogar.

 – En caso de hacer
siestas, que sean breves: no más de 20 o 30 minutos.

 – Acostarse en cuanto
se tiene sueño: no antes, no mucho tiempo después.

 – Hacer actividad
física con frecuencia, pero no cerca de la hora de dormir.

 – Evitar -o disminuir
lo más posible- el consumo de cafeína y nicotina.

 – No acostarse mirando
la pantalla del celular o la televisión.

 – Establecer un
horario para dormir y cumplirlo todos los días.

 


Rp./Salud – Calidad y
Experiencia en Medicina Laboral –
CONOCENOS

Compartí en tus redes

WhatsApp
Facebook
Twitter