Tips para hacer ejercicio en invierno

Algunos empezaron en el
verano. Otros están esperando la primavera. Todos buscamos algo de sol y buen
clima para hacer deporte pero, ¿qué pasa con los otros meses del año? En el
invierno, queriéndolo o sin querer, hacemos exactamente lo contrario de lo que
pensamos durante el resto del año: comemos pesado y no nos ejercitamos. En esta
nota, te damos algunas razones y cinco ideas para ejercitarse en invierno.


¿Por
qué ejercitarme si tengo frío?

 

En los meses invernales
tendemos a quedarnos más tiempo quietos y encerrados para escapar del frío. Las
bajas temperaturas y el menor contacto con el sol hacen que nuestro cuerpo
busque generar calor de algún modo. Uno de ellos es la alimentación, y es por
ello que en esta época preparamos alimentos ricos en calorías. Otro de los
modos naturales en que generamos calor es el movimiento físico. ¿Nunca te
preguntaste por qué temblamos o castañeteamos los dientes cuando tenemos frío?
¿Por qué empezamos a movernos en la parada del colectivo cuando es invierno, o
damos pasitos en cualquier dirección con tal de no quedarnos quietos en nuestro
lugar? Al percibir un descenso en la temperatura exterior, nuestro cuerpo
comienza a defenderse del frío para evitar que éste llegue a su interior. Es
por eso que disminuye la irrigación sanguínea (y nuestra piel se vuelve más
pálida) y comenzamos a generar movimientos involuntarios a través de los
músculos que se encuentran justo debajo de la piel. Al estar en movimiento generamos
cuatro veces más calor que en reposo, y de este modo nos protegemos del frío
circundante.


El
ejercicio, en cualquiera de sus formas, no hace sino mejorar nuestra respuesta
corporal al frío: mejoramos la irrigación sanguínea de nuestro cuerpo al aumentar
la frecuencia cardíaca, nuestros músculos generan calor y nos sentimos más
tonificados. Por otra parte, sus beneficios físicos y mentales son los mismos
que en cualquier época del año: mejora nuestra condición cardiorrespiratoria,
nos mantiene ágiles y flexibles, mejora nuestra circulación y fortalece
nuestros músculos. Y, fundamentalmente, mejora nuestro humor y nos hace sentir
mejor.


Deportes
en el exterior: algunas precauciones

 

Los motivos para hacer
actividad física en invierno son los mismos que para hacerla en verano, y caben
entonces las mismas precauciones: es necesario cuidarse de las temperaturas
extremas, usar ropa adecuada, nunca dejar de hidratarse y alimentarse de manera
acorde a la actividad que vamos a desarrollar:

– No hacer actividad física en el exterior con
menos de 5˚C. Si no estamos acostumbrados a la actividad deportiva, no es
recomendable ejercitarse con menos de 0˚C. El contraste entre la temperatura
corporal que generamos con el ejercicio y el frío intenso en el exterior puede
llevarnos a un cuadro de hipotermia o de complicaciones en las vías
respiratorias.

– Usar ropa adecuada para el invierno. La
transpiración generada durante la actividad, al enfriarse, se convierte en una
fuente constante de frío en nuestro cuerpo. Existen materiales especiales que
eliminan la transpiración más rápidamente que los tejidos tradicionales de
algodón. Otra opción es llevar varias prendas finas, de las que podamos
desprendernos a medida que entremos en calor.

– Hacer un calentamiento previo, realizando
pequeños ejercicios aeróbicos de baja intensidad y elongando a medida que
entramos en calor. Es importante recordar que el estiramiento de los músculos
no debe hacerse en frío, así que será necesario entrar en calor lentamente,
estirando hasta sentirnos cómodos y listos para empezar. Una vez concluida la
actividad, es importante elongar nuevamente para evitar lesiones.



Actividad
física en el trabajo: una inversión en recursos humanos

Los
beneficios físicos y mentales de la actividad física no sólo benefician a
quienes la realizan, sino también a quienes los rodean. Estar distendidos,
flexibles y bien oxigenados nos ayuda a generar un ambiente de trabajo más
distendido, optimista y colaborativo.


También
tiene un impacto directo en la disminución de costos laborales generados por
ausentismo: un 
estudio realizado en Europa ha demostrado que una inversión
de 430 Euros por empleado en programas de actividad física en el lugar de
trabajo trajo un ahorro de 635 Euros por disminución del ausentismo: 205 Euros
de ganancia para la empresa y trabajadores más saludables. Su beneficio,
entonces, no se produce sólo en el largo plazo, sino que también es observable
en lo inmediato.


La
actividad física puede ser impulsada desde la empresa, no sólo como una acción
de prevención de enfermedades, sino también de promoción de conductas saludables.
Esto implica muchas veces influir en hábitos individuales, por ejemplo
favoreciendo el uso de las escaleras en vez del ascensor, dando bonificaciones
en gimnasios o clubes deportivos o impulsando la caminata y la bicicleta como
medios de transporte para ir a trabajar. También se pueden tomar otras
decisiones en la propia empresa: cediendo espacio para el estacionamiento de
bicicletas, programando actividades deportivas individuales o grupales en el
espacio de trabajo o generando actividades como torneos o campeonatos internos
que no sólo promueven el deporte, sino que también generan compañerismo y
trabajo en equipo.


En
todos los casos, la actividad física debe estar acompañada de una alimentación
adecuada y siempre autorizada y monitoreada por un médico.



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