Epidemia de dengue en Argentina: claves para prevenirlo

El dengue es una enfermedad infecciosa que se transmite por cierto tipo de mosquito, principalmente el Aedes Aegypti, que se reconoce por su color negro y blanco. El mosquito en sí no se contagia del virus, sino que transporta el virus de las personas infectadas a otras sanas, propagándolo con mayor velocidad cuando encuentra condiciones ambientales favorables.

Aunque en nuestro país se lo mantuvo controlado en ocasiones anteriores, como la epidemia de 2009, en este año se han verificado ya más de 1000 casos en todo el territorio nacional. Ya no se trata solamente de pacientes que llegan infectados de países limítrofes, sino que se verifican algunos casos autóctonos en grandes capitales urbanas como Córdoba y Buenos Aires. Es por ello que debemos estar muy atentos a la aparición de síntomas de la enfermedad y redoblar la prevención.

Una vez que el mosquito portador pica a una persona, el virus entra con su saliva y tarda entre 5 y 8 días en manifestar síntomas. Entonces se produce un cuadro viral de fiebre, dolor de cabeza y ojos y un dolor muy intenso en las articulaciones. El dengue incluye también la inflamación de los ganglios y erupciones en la piel bajo la forma de puntos de color rojo brillante que aparecen primero en las piernas y en el tórax pero pueden expandirse a todo el cuerpo. En su variante más cruda, el dengue hemorrágico, aumenta las probabilidades de muerte debida a la pérdida de sangre y agua, a la caída de la presión arterial y a un estado general de shock.

Aunque no existe un medicamento que lo cure, su detección temprana permite el tratamiento de sus síntomas mediante una buena hidratación, el uso de analgésicos y antiinflamatorios. En casos graves puede requerirse la internación del paciente.

Al no haber una cura, la clave es la prevención del contagio: sin mosquito, no hay dengue. En zonas de clima tropical, caluroso y húmedo, como Buenos Aires en verano, los mosquitos proliferan. Debemos evitar el agua estancada en recipientes que quedan abandonados, como macetas, latas o baldes, que son el hábitat ideal para que los mosquitos se reproduzcan. Tenemos que asegurarnos de cambiar periódicamente el agua de jarrones y floreros, destapar canaletas y guardar boca abajo aquellos recipientes que pudieran almacenar agua de lluvia. Por último, debemos usar repelente cuando nos encontremos al aire libre, y espirales y pastillas cuando estemos en nuestro hogar.

La epidemia del dengue ha comenzado en condiciones climáticas ideales para su propagación. Esto no significa que debamos asustarnos; por el contrario, tenemos que estar atentos a sus síntomas y tomar acciones que nos preserven del contacto con los mosquitos portadores.

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