21 de abril. Día de la higiene y la seguridad en el trabajo

¿Puede el trabajo ser sinónimo de
salud y realización personal? Es un compromiso de todos en este día de la higiene
y la seguridad en el trabajo.

6300 personas mueren cada día por
accidentes o enfermedades vinculadas al trabajo, según la Organización para las Naciones Unidas (ONU); significan unas 2.3 millones de muertes al año en todo el
mundo. Más allá de los casos fatales, los accidentes de trabajo (alrededor de
317 millones anuales) se traducen en billones de pérdidas materiales y humanas,
que alcanzan un 4% del producto bruto interno global de cada año.

En nuestro país, cada 21 de abril
se recuerda el  día de la higiene y la
seguridad en el trabajo porque en esa fecha de 1972 se sancionó la ley 19.587,
destinada a:

– Proteger la vida y la integridad física de los
trabajadores

– Prevenir y eliminar los riesgos de la maquinaria
y el proceso de trabajo

– Desarrollar una actitud preventiva sobre
accidentes y enfermedades de trabajo

A partir de la reglamentación de
esta ley, producida en 1979, se generó un conjunto de obligaciones para los
empleadores y los empleados que, desde 1996, son regulados por la
Superintendencia de Riesgos de Trabajo.

 

La Superintendencia de Riesgos del
Trabajo (SRT)

La SRT depende del Ministerio de
Trabajo, Empleo y Seguridad Social de la Nación. Su objetivo principal es
garantizar que el derecho a la salud y la integridad física y mental de las
personas sea preservado durante su trabajo.

Su herramienta principal son las
Aseguradoras de Riesgos de Trabajo (ART), que son de contratación obligatoria
por parte de los empleadores y que tienen la obligación de cubrir los costos
derivados del tratamiento de enfermedades profesionales y accidentes de
trabajo.

Aunque la normativa vigente
obliga a las ART a realizar acciones de evaluación de riesgos, prevención y
capacitación, la SRT no fiscaliza, generalmente, con la periodicidad y la diligencia
necesarias. La resolución 905/15 de la SRT fijó nuevas competencias, derechos y
obligaciones para los actores involucrados. Sin embargo, su virtual suspensión dejó sin efecto una batería de medidas que, aunque podía
ser mejorada, permitía reforzar la prevención de accidentes y enfermedades, a
la vez que promover acciones para desarrollar ambientes de trabajo saludables en las organizaciones.

 

Ambientes de trabajo saludables: 5
claves

La Organización Mundial de la
Salud promueve, desde el año 2007, la creación de ambientes de trabajo que no
se limiten a no enfermar, sino que promuevan la salud y el bienestar de los trabajadores.

Para ello recomiendan 5 claves a
tener en cuenta:

– Participación
y compromiso de la dirección
: un ambiente de trabajo saludable debe
integrarse a los objetivos y valores de la compañía, movilizando recursos
humanos y materiales con respaldo de las máximas autoridades, que muestren de
este modo el compromiso con la salud en la institución.

– Involucrar
a los trabajadores
: el único modo de llevar a cabo políticas de este tipo
con éxito es si todos participan y las sienten como propias. No alcanza con
reemplazar las galletitas con frutas en el comedor, sino que todos los
involucrados deben tomar parte en la toma de este tipo de decisiones que, en
definitiva, los afectan principalmente.

– Adherir a
códigos éticos y legales claros
: no se trata solamente de cumplir con la
normativa vigente en el sector en términos de higiene y seguridad laboral, sino
también de promover acciones propias -como certificaciones y buenas prácticas-
que tengan impacto en la comunidad.

– Uso de
procesos de mejora continua
: sólo mediante el monitoreo y en el marco de
una política sistemática de calidad y mejora es posible mantener ambientes de
trabajo saludables que superen el interés momentáneo en una moda.

– Sostenibilidad
e integración
: sumando los cuatro puntos anteriores, una política de este
tipo es sostenible en el tiempo si se integra a los valores y la cultura de la
organización. 

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